La tecnología ha ido cambiando nuestras formas de acercarnos
y percibir el mundo, lo cual puede naturalizarse al grado de decir que es
normal, no obstante si se analiza a fondo, los artefactos tecnológicos tienen
consecuencias. El artículo lleva a pensar en la televisión y sus implicaciones.
El hombre se ha constituido como tal a partir de su
capacidad simbólica, que lo diferencia de los animales y esta capacidad se debe
en parte al lenguaje. Esta forma de comunicación ha permitido la interacción
humana a través del tiempo, no obstante, con la invención de la televisión y su
utilización, el lenguaje se ha reducido a la imagen y con ello el ser humano
pensante y reflexivo se ha reducido a un ser humano que sólo recibe imágenes.
En este sentido, la televisión no presenta críticas sociales
y siempre es bien recibida a tal grado de hacerse cotidiana en la vida de las
personas, obstruyendo la capacidad de abstracción del ser humano. Si de por sí
esto parece grave, lo que realmente es perjudicial es cómo se utiliza esta
tecnología para manipular a las masas, haciendo de ellas objetos y no sujetos.
Y la gente de arriba de la estructura lo sabe muy bien a tal grado de
considerarse “la esperanza de la gente”, lucrando con la ignorancia que el
televisor produce; no sólo por su amplio contenido de imágenes sino por sus
mensajes y los motivos por los que estos son creados, al servicio del circo.
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